Guillermo Acuña rediseña una nueva versión del barco de madera

Una embarcación que porta el espíritu del bosque, así describe el arquitecto Guillermo Acuña a la nueva versión del barco Kon-Tiki, rediseñado para volver a las aguas del archipiélago de Chiloé con maderas nativas, utilizando técnicas ancestrales y una visión contemporánea que respeta la identidad e historia de este barco de los 70’s.

Los proyectos de Guillermo Acuña (Guillermo Acuña Arquitectos Asociados) tanto en el diseño arquitectónico, o bien en este caso, de un barco, utilizan materiales locales e incorporan técnicas propias de los distintos territorios de Chile. Chiloé ha sido una constante en su trabajo, donde destaca su proyecto arquitectónico en Isla Lebe, en la Bahía de Rilán o la casa de madera pintada de rojo construída en Punta Chilén, Ancud. .

Su último trabajo se trata de la restauración y rediseño del barco Kon-Tiki, de 14 metros de largo, que data de la década de 1970 y  era utilizada para pescar y recolectar maderas por las islas de Chiloé. Inicialmente fue construida en coigüe, pero tuvo que ser reconstruida pues estaba dañada.

Junto a su estudio restauraron el casco y se rediseñó la cabina, con un resultado que preserva la identidad del navío y de la zona, con una estética y distribución más moderna. En este proceso trabajaron junto a carpinteros de astilleros, considerados «insustituibles» por Acuña, pues cuentan con habilidades y técnicas ancestrales. De esta manera conservaron las técnicas de construcción, pero fueron cambiando los materiales, utilizando maderas nativas para que la geografía y biodiversidad de Chiloé se viera reflejada. Para la estructura utilizaron madera de ciprés, y para los acabados e interiores mañío colorado, una madera de pino teñida con muy pocos detalles que se usa en la zona, pues la intención era conservar una estética natural.

Luego de restaurar el casco, vino el rediseño de la cabina que sigue siendo 100% de madera natural e incluye un voladizo ornamental de listones de madera. En el interior está la sala de controles, hacia el centro cocina y baño y avanzando hacia la popa una sala de estar donde incorporaron un tragaluz, seguida del dormitorio principal. La zona de cubierta también fue ampliada.

En palabras del propio Guillermo Acuña, este viejo barco chileno “lleva el recuerdo de los bosques de donde se extraía la madera larga y recta de la quilla, de donde salían las cuadernas que dan forma a su casco”. Un proyecto que va en línea con los intereses de su práctica actual, «la investigación de proyectos cuyo carácter y materialidad puedan llegar a expresar las posibilidades de los órdenes del reino vegetal y la construcción tradicional en madera y fibras». Y de esa manera ir contando un relato arquitectónico que hable de Chile y de su «impresionante» geografía.

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Fotografías: Cristóbal Palma