El nuevo vaso retornable de Algramo: una apuesta por transformar la industria del café

Cada cierto tiempo aparecen empresas que demuestran que sí hay un futuro posible donde los productos y servicios funcionen sin dañar el ecosistema, a conciencia con las necesidades del planeta y todos quienes viven en él. Este es el caso de la empresa chilena Algramo, líderes en economía circular y sustentabilidad. Desde sus inicios en 2013 se han orientado a eliminar la generación de desechos plásticos, proponiendo un nuevo sistema para consumir a precios justos, eliminando el envase de la ecuación y cambiando el foco hacia la reutilización.

Todo surgió cuando su co-fundador y actual CEO, José Manuel Moller, ingeniero comercial, vivió un año y medio en La Granja junto a un grupo de amigos, y se dio cuenta que él y sus vecinos tenían un problema, al no tener mucha liquidez, iban a comprar a diario en pequeñas cantidades en los almacenes y eso resultaba un 40% más caro que el promedio en productos de necesidad básica. Ahí nació la idea de crear una maquina dispensadora que vendiera por gramos, eliminando el costo del envase al reutilizarlo y por lo tanto, generando menos residuos.

Utilizando un diseño estratégico, la colaboración y la tecnología, Algramo ha logrado escalar diferentes dimensiones a través de los años, lo primero que vendieron fue detergente en polvo, y desde entonces han ido generando alianzas e incorporando otros productos de limpieza (Unilever), y recientemente, entraron en la industria de las bebidas frías y el café. Su presencia también ha crecido exponencialmente, desde vender productos para el aseo del hogar en almacenes de barrio (los que hoy suman una red de 5 mil en la Región Metropolitana), hasta llegar a las cadenas de supermercados, en Chile (Líder) y también en Europa (LIDL).

En todo este crecimiento la tecnología ha sido su aliado, diseñando un ecosistema Algramo, con máquinas dispensadoras (IoT) que pueden operar con envases inteligentes, los que a través de un chip integrado pueden transmitir datos y efectuar operaciones de recarga y compra en las máquinas. Comenzaron con envases reutilizables de detergente o lavaloza, botellas para bebidas frías y ahora estrenaron el vaso retornable para café, que puede ser usado para recargar en cafeterías asociadas, universidades, empresas y otros lugares públicos.  Además, cuentan con una plataforma Algramo, una app propia donde cada perfil puede inscribirse, ver la red de dispensadores, juntar puntos, beneficios y ejecutar la compra por reutilización, de una manera trazable, con lo que pueden calcular el impacto que generan. Hasta la fecha llevan 758.596 envases reutilizados, lo que significa más de 97 mil kilos de plástico ahorrados, más de 2.8 millones de litros de agua ahorrados y más de 362 mil kilos de CO2 evitados.

Hoy Algramo vive una etapa de expansión y reconocimiento internacional, su CEO, José Manuel Moller, fue reconocido en 2023 con la distinción Campeón de la Tierra del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y llamado a formar parte del Consejo Asesor Basura Cero de la ONU. Y aunque están en otra escala, su misión sigue siendo la misma, solo que con mucho más impacto: incentivar cambios de hábitos en el consumo a través de la reutilización, logrando precios justos para todos y reducir los desechos plásticos del planeta. Impacto social y ambiental que van de la mano. Conversamos con José Manuel Moller, sobre esta nueva etapa de Algramo y el proceso de diseño del vaso y su modelo de retornabilidad, que además, se plantea como una solución para la prohibición por ley de entrega de envases plásticos de un solo uso en locales de expendio de alimentos en Chile.

RM: ¿Cuáles fueron los principales desafíos para diseñar el ciclo de este producto, para transformarse en 100 por ciento circular?

JMM: En los desafíos para esto, teníamos tres capas. Una por la parte del producto, en adaptar la tecnología, en cómo una máquina existente podía trabajar con un sistema que fuera inteligente con vaso reutilizable. El segundo, tenía que ver con la promoción y la venta de este sistema en las universidades y en los distintos lugares, y el tercero, tenía que ver con darlo a conocer a los usuarios, que finalmente son quienes les dan uso a esto. Hoy estamos muy contentos de salir a contar que ya las resolvimos, el sistema funciona perfecto, entrega productos más baratos y sin residuos a los clientes.

RM: ¿Cómo diseñaron la experiencia de consumo para el vaso retornable? De modo de incentivar al cambio de hábito del consumidor…

JMM: Nosotros entendemos que hay mucha gente que quiere cambiar sus hábitos, que quiere alternativas más sustentables, pero no pueden pagar un precio premium, no pueden pagar más. Y es por eso que nosotros en Algramo siempre tratamos y nos esforzamos para que los productos sustentables sean más baratos que la alternativa desechable. Y en este caso es así, los cafés y las bebidas son más baratas cuando la gente lleva su vaso que cuando va a comprar directamente con un desechable. Creemos que ese es el principal incentivo en la práctica, y además, se complementa obviamente con toda la motivación medioambiental.

RM: Respecto al diseño del vaso en sí mismo, ¿qué atributos de diseño tenía que tener para ustedes?  

JMM: Buscamos distintas características, lo primero que al ser reutilizable tiene que durar mucho en el tiempo, entonces buscamos materiales y proveedores que trabajen con soluciones súper resistentes (el vaso tienen un ciclo de vida de más de 500 usos). Lo segundo, es que tienen que ser inteligentes, es decir se le tiene que poder agregar nuestro chip para que sea parte del ecosistema Algramo, y el tercero es que tiene que ser térmico, porque trabajamos tanto con productos fríos como calientes. Entonces queremos que la gente tenga la mejor experiencia tanto en invierno como en verano, con ambos tipos de producto.

RM: ¿Cómo la tecnología facilitó el modelo de retornabilidad? 

JMM: La tecnología aquí es el actor central de nuestra propuesta porque tenemos que facilitarle la vida a los usuarios y darle los incentivos correctos. Con ella logramos transformar los vasos en algo más que solo un vaso, creamos y patentamos una tecnología llamada Packaging as a wallet, es decir Envase como billetera, que nos permite vincular al usuario con su cuenta de Algramo y eso le permite también pagar y acceder a los productos. Por otro lado, en términos de hardware, logramos transformar máquinas que trabajaban para envases desechables, para trabajar solamente con envases reutilizables.

 RM: ¿Por qué comenzaron con el café? ¿Planean incorporar otros productos con el modelo de retornabilidad de al gramo?

JMM: El café es un producto clave, primero porque genera una cantidad de residuos que ni siquiera es reciclable. Los vasos de polipapel que la gente cree que son solo de cartón tienen un film plástico por dentro, el cual hace que ese vaso sea solamente desechable, no hay forma de reciclarlo y se generan millones de vasos diariamente por esta industria. De hecho, es la categoría de bebestibles que más contamina en el mundo, es la más desafiante, y siempre estuvo en nuestro radar poder comenzar con ella. También trabajamos con bebidas de la mano de Coca Cola y estamos trabajando también en seguir incorporando otras categorías. En supermercados con LIDL (UK) y Líder (Chile) ya trabajamos en productos de aseo hogar, en almacenes de barrio ya trabajamos también con productos de aseo hogar como detergente, lavaloza, limpia pisos y suavizante, pero en este sistema en particular hoy día trabajamos con café y con bebidas frías.

RM: ¿Qué opinas de la legislación sobre consumo de plásticos en Chile, cuáles son los dificultades que enfrenta la Ley REP para su adecuada implementación?

JMM: Creo que Chile está tomando el camino correcto, es pionero a nivel regional en términos de regulaciones medioambientales, no solo con la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), sino que también con la Ley de Plásticos de un Solo Uso, que creo que va en la dirección correcta, obliga a cambiar los hábitos. De las barreras que hay, son varias, primero es contar con los recursos adecuados para implementar este tipo de políticas -que requieren una implementación en todas las comunas de Chile-, y la segunda, es que parte de esos recursos tienen que ir a la educación ambiental, la gente tiene que cambiar sus hábitos y tiene que entender la importancia de esto. Creo que esos dos son los grandes desafíos, por un lado recursos, y por otro, la educación y el cambio de hábitos. Y lo tercero, sería mejorar aún más la ley para que pueda incluir elementos de reutilización, que es algo que como Algramo hemos estado trabajando junto a Oceana, para hacer una propuesta de mejora a la Ley REP, y que se exija también en ciertas categorías que se utilicen envases reutilizables.

RM: En tu opinión, ¿Cuáles son las posibilidades del diseño para aportar con soluciones a la crisis socioambiental de hoy?

JMM: El diseño es clave. Desde el diseño es donde se originan tanto los problemas como las soluciones, porque al momento de diseñar un producto estamos diseñando si se va a generar basura o no. Y el diseño entendido en su máxima expresión, no solamente de objetos, sino que también de experiencias, diseño de servicios, que es un poco lo que en Algramo tratamos de aplicar, para ver al viaje de usuario y ver cómo creamos objetos y soluciones concretas, y que estas sean cómodas de usar, fáciles de implementar, tanto por el usuario como por las marcas, finalmente como todos los actores que están involucrados.

Creo que -y esto es un llamado- que los diseñadores y diseñadoras tienen la oportunidad de generar el cambio, como se dice «aguas arriba», antes que se generen los problemas. Tienen la posibilidad de imaginar escenarios distintos y de generar soluciones que tengan como consecuencia que no tengamos que estar trabajando para recoger pedazos de plástico en las playas, sino que eso ni siquiera se genere. El diseño es una de las disciplinas que tiene un llamado y una posibilidad de impacto enorme en este espacio y que yo creo que va a marcar la diferencia en los próximos años.