Revista Materia
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El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

PorKarla Riquelme Vargas 15 agosto 2024

“Memoria visual”, selección de afiches editados entre 1968 y 1973. Diseñados por Vicente Larrea, Antonio Larrea y Luis Albornoz.

En Latinoamérica, como en el mundo, el cartel o afiche ha sido el soporte de expresión de distintas épocas, movimientos sociales, políticos y culturales, un soporte que funciona a nivel masivo desde la calle, su elemento natural, desde donde busca comunicar, provocar, impactar o incitar una reflexión. Con el tiempo el diseño de carteles se ha posicionado como una rama específica del diseño gráfico, produciendo obras de alta calidad visual que los ha llevado de la calle al museo. Sus estéticas son tan variadas como el mix de técnicas que puede sostener, desde la impresión artesanal -aún preferida por muchos-, que conserva el gesto manual de la pintura, collage, xilografía, serigrafía, linóleo y lettering, hasta la composición digital.

Durante la historia el cartel se ha utilizado para publicidad, propaganda política, sobre todo en las épocas de la I y II guerra mundial y para otros movimientos históricos, como la Revolución Cubana o el régimen comunista soviético o polaco, o bien, la Unidad Popular en Chile. Además del ámbito político, el cartel o afiche ha sido fundamental para acompañar el desarrollo de la industria cultural, con afiches de teatro, para películas de cine u otros eventos sociales masivos como marchas y protestas. La incorporación de la impresión offset en los años 50 masificó aún más el cartelismo, al bajar los costos de producción.

Crear un cartel es un ejercicio complejo de síntesis visual, que busca en la composición de una imagen llevar un mensaje al mundo. Al estar concebido para un público masivo y ser exhibidos en la calle y el espacio público como su principal escenario, sus estilos, gráficas, ilustraciones, personajes y tipografías, han llegado a convertirse en símbolos de distintas épocas, desarrollando estilos gráficos reconocibles, que han dado origen a distintas escuelas del cartel alrededor del mundo. En Revista Materia quisimos hacer un recorrido por algunas de las que nos parecen notables.

Un poco de historia

Luego de que para la primera guerra mundial se utilizaran los carteles principalmente para propaganda política, tres movimientos artísticos comenzaron a enriquecer el diseño y estética de los carteles, la Escuela Bauhaus, dándole protagonismo a las tipografías sans serif de estilo bold y a las formas simples, el Art Decó, que incorporó formas geométricas, líneas rectas, colores vibrantes motivos abstractos, y el constructivismo, acompañando las imágenes de intervenciones gráficas fruto de experimentaciones geométricas. Al entrar a la Segunda Guerra Mundial, el cartel se utilizó para animar a la población, con carteles como el famoso «We Can Do It! de J. Howard Miller o el Keep Calm and Carry On creado por el gobierno británico. Con el término de los conflictos bélicos, fueron surgiendo distintas escuelas, con una visión propia del diseño y la comunicación visual.

Escuela Suiza

En los años 50 la escuela suiza se transformó en un referente del cartelismo y el diseño gráfico por su estilo minimalista, el protagonismo de la tipografía moderna (sans serif) y un uso más sutil de la gama cromática. Su estilo buscaba la simplicidad y la efectividad objetiva del diseño, promoviendo el uso de la grilla o retícula, y también de la fotografía en vez de la ilustración. Sus principales exponentes fueron Josef Müller-Brockmann y Armin Hofmann cuya influencia se mantuvo por décadas y su estilo y conceptos siguen actualmente siendo referentes para el diseño gráfico.

Psicodelia en EE.UU.

Durante los años sesenta y setenta en Estados Unidos el minimalismo fue reemplazado por carteles influenciados por el surrealismo y el Pop Art, y la filosofía hippie que reinaba en el momento y que invitaba a experimentar. Vuelven las formas sinuosas y orgánicas del Art Nouveau, incorporando paletas de colores intensos y vibrantes entre ellos (a veces con efectos ópticos), y una estética más recargada, que buscaba el impacto y donde el exceso era bienvenido. Muchos de sus carteles se utilizaron para eventos de música y artes performáticas, así como portadas de discos. Algunos representantes de esta corriente gráfica fueron los destacados diseñadores y cartelistas estadounidenses Paul Rand, Saul Bass y Milton Glasser.

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

La psicodelia se deja notar en el poster de Milton Glasser para el album "Greatest Hits" de Bob Dylan (1966)

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

El cartel suizo, tipografía y reticula como protagonista. Josef Müller-Brockmann para la programación de un Festival del Stadttheater. 1961.

Escuela Polaca

Luego de la Segunda Guerra Mundial el cartelismo en Polonia tuvo un gran auge, junto con la nueva sociedad comunista, en los muros de grandes ciudades como Varsovia, surgió el estilo del cartel polaco, caracterizado por trazos rápidos, el uso del collage, formas simples y un estilo más minimalista, que buscaba el impacto privilegiando el uso de símbolos y metáforas visuales.

La producción surge desde encargos del estado, campañas de propaganda política del régimen comunista polaco, pero también muchos encargos culturales para la promoción de películas, teatro, circo y eventos políticos. Este nuevo lenguaje visual contrastaba con los carteles publicitarios de la época, tanto del realismo ruso, como de la recargada estética de la publicidad en Europa y EE.UU. En Polonia la gráfica contó con libertad artística para desarrollar un estilo único, con formas vivas, colores, composiciones más sofisticados, que respondían a una lógica fuera del libre mercado.

Uno de sus precursores fue Tadeusz Trepkowski pero fallece prontamente, dejando a Henryk Tomaszewski como el fundador y uno de los principales exponente de la escuela del cartel polaco, ya que además de su propia producción formó a otras generaciones de artistas en la Academia de Bellas Artes de Varsovia. Tomaszewski combinaba ingenio con una sensibilidad artística sofisticada, que expresaba con distintas técnicas; recortes y trozos de papel, collages, serigrafías, trazos y pinceladas. Un mix común para el cartel polaco de la época.  De ese contexto surge otra generación de artistas del cartel polaco como Jan Lenica, Wojciech Fangor, Roman Cieślewicz, Jan Młodożeniec, Waldemar Świerzy, Wiktor Górka. Los años 50 trajeron el reconocimiento internacional para le cartel polaco y ya en 1966 nace la Bienal Internacional del Cartel en Varsovia y se funda el Museo del Cartel de Wilanów, en Varsovia.

Un dato aparte, Chile tiene una relación de larga data con la escuela polaca, en 2017 mediante la firma de un convenio entre la Corporación Cultural Universidad de Santiago de Chile y la Embajada de Polonia, se gestionó una importante donación que permitió trabajar en la recuperación de más de 100 obras polacas traspasadas a la Universidad De Santiago en los años noventa.

Cartel cubano

La gráfica cubana floreció en sus carteles, desde los que apoyaban la revolución hasta los que proliferaron para promocionar la industria cinematográfica. Su situación política aislada, el apoyo institucional por difundir el cine y la limitación de materiales gráficos, fueron la combinación perfecta para que los diseñadores cubanos crearan un lenguaje de vanguardia en sus carteles.

La principal demanda venía del Instituto Cubano de Arte y de la Industria Cinematográfica (ICAIC) cuyo rol era llevar el cine nacional e internacional a la población cubana mediante los cines móviles. Al estar fuera del sistema de marketing requerido por Hollywood, los diseñadores cubanos usan el cartel como soporte de experimentación gráfica. Cultivaron una estética minimalista, con la información justa, potenciando la metáfora visual, más que la figura humana. Un diseño expresivo, que buscaba causar reflexión.

Sus limitaciones técnicas definieron el estilo del cartel cubano, marcado por el proceso de impresión artesanal con serigrafía (versus la impresión offset que se usaba a nivel global), el uso de la tipografía como imagen y el desarrollo de la fotografía y la ilustración. Durante 1959 y el 2009 se produjeron 1700 carteles en los talleres de serigrafía del ICAIC, pero el periodo de oro del cartel cubano cinematográfico se da entre 1965 y 1975, recibiendo variedad de inspiraciones y generando una gran riqueza gráfica. Destacan diseñadores como Eduardo Muñoz Bachs, Alfredo Rostgaard, René Azcuy, Ñiko o Fernández Reboiro. Y no podemos dejar de mencionar a Félix Beltrán, diseñador cubano icónico a nivel internacional, con gran manejo del dibujo, la pintura y el grabado. En sus inicios trabajó en publicidad, estudió en EE.UU. y luego volvió a Cuba. Su visión del diseño como herramienta para relevar causas sociales fue clave para sus trabajos, dos de sus carteles más famosos son el  de Angela Davis o el duotono del Che Guevara. Actualmente el legado del cartel cubano se traspasó a otras generaciones, como las diseñadores, Giselle Monzón o Nelson Ponce

Cartel social chileno

En Chile el desarrollo del cartelismo está ligado a importantes movimientos sociales, muchas de sus piezas han quedado impresos en la memoria colectiva. Su desarrollo sirvió para comunicar mensajes políticos y de lucha social, donde destacan los creados para el programa del Gobierno de Salvador Allende, y en paralelo para la industria cultural y musical de la época, incluyendo carátulas de discos para la Nueva canción Chilena.

De los primeros exponentes destaca el trabajo de Waldo González (Polla Chilena de Beneficiencia), José Messina (Teatro Antonio Varas) y Rafael Vega Querat. González conectó sus diseños con las problemáticas sociales y la educación popular a través de los afiches que realizaba quincenalmente para La Polla Chilena de Beneficiencia (junto a Mario Quiroz). Sus carteles fusionaban lenguajes, la alfarería precolombina, influencias psicodélicas, el cartel cubano y la estética del mural político de izquierda. Su búsqueda gráfica fue experimental, incorporando materiales y herramientas inusuales. realizó fuentes hechas a mano, alto contraste, enfoques con vista ascendente o contrapicado y desarrolló una iconografía de los trabajadores.

Otros diseñadores destacados de esta época es Vicente Larrea, que junto a su hermano Antonio tenían un taller donde trabajaban a pedido, en colaboración con Luis Albornoz, Hernán Venegas, Ximena del Campo y Mario Román, entre otros. De esa época son los afiches del programa de Allende, como “La felicidad de Chile comienza por los niños”, que se regalaban en los espacios públicos del país, tiradas de 30 a 50 mil copias. También portadas de discos como los de Quilapayún. Para Vicente Larrea el ejercicio de síntesis y la importancia de la función comunicacional del afiche eran fundamentales, en una entrevista con Revista Endémico afirma que buscaban diseñar algo que toda la ciudadanía entendiera, aludiendo a las raíces culturales de Latinoamérica para lograr la identificación. Un diseño atractivo y positivo que llegara a todo Chile, sin ser dogmático.

Actualmente hay varios diseñadores, ilustradores y tipógrafos dedicados a la creación de carteles, destacan Julián Naranjo y Diego Becas con una larga trayectoria.

Cartel chicha peruano

Seguro has visto afiches de lettering grande, sinuoso y colores fosforescentes por las calles de tu ciudad, es el inconfundible cartel chicha peruano, que al solo verlo inspira alegría y fiesta. Y ese es exactamente su origen, este estilo de cartel se comenzó a masificar en los años ochenta para promocionar tocatas de música chicha, mezcla de cumbia andina y psicodélica que era la que escuchaban los migrantes de la sierra peruana en las ciudades costeras (Lima).

La estética de su lettering imita el estilo psicodélico, y cu característico uso del color está ligado al lugar predominante que tiene el color en la cultura tradicional peruana, desde sus textiles y tejidos andinos, como aguayos o polleras, a los intensos colores del tradicional bordado huanca. Al comienzo usaban combinaciones de colores fuertes, que vibraran entre sí pero con la introducción de las tintas de serigrafía flúor en Perú se comenzaron a utilizar tonos fosforescentes, casi siempre en degradé, una característica del cartel chicha.

El artista Pedro Tolomeo Rojas, conocido como Monky se considera el padre del cartel chicha, quien luego de trabajar en publicidad paso a realizar estos carteles de manera artesanal masificando y enseñando el oficio. Luego nacieron otros talleres dedicados al cartel, y fueron variando sus mensajes desde la publicidad a un uso más creativo. Entre ellos, el artista Elliot Tupac se convirtió en el más representativo del carel chicha a nivel internacional. Ambos han internacionalizado esta técnicas, realizando talleres y exposiciones en distintos países, conservando el uso del pincel y la serigrafía.

Fuentes para este artículo:

Escuela Polaca: https://www.pixartprinting.es/blog/escuela-polaca-del-cartel/

Cartel Cubano: https://graffica.info/escuela-de-carteles-cinematograficos-cubannos-del-siglo-xx/

Cartel social chileno: Entrevista Vicente Larrea. Revista Endémico / Memoriachilena.cl / Archivo Larrea

Cartel chicha: https://cultural.upc.edu.pe/galeria/monky

Otras: Magazine Artland, Sessions Edu (Notes on Design), Espacio Diseño, entre otras.

 

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Uno de los padres del cartel polaco fue Henryk Tomaszewski, trabajando la síntesis y la metáfora visual. Cartel para el Jazz Jamboree de 1971.

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Cartel del polaco Roman Cieślewicz para la película "Vértigo" (1966).

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Otra de la expresiones del cartel polaco. De Jan Lenica para la ópera "Wozzeck" (1964).

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

El cartel "Cobre chileno", un cartel icónico en la historia de Chile. Por Vicente Larrea, Antonio Larrea, Luis Albornoz (1972).

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Waldo González fue el diseñador de los carteles sociales de la Polla Chilena de Beneficencia (1971 a 1973).

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Del cubano Félix Beltrán, "Libertad para Angela Davis", 1971, serigrafía.

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Para la película "Harakiri", cartel del diseñador cubano Antonio Reboiro.

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

Cartel cubano. Eduardo Muñoz Bachs para el documental "Por primera vez", 1968 (serigrafía).

El cartel a través de la historia: Un recorrido por sus distintas escuelas

El cartel chicha peruano de Elliot Tupac, "El Amor Cura".

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