Cerámicas de Carolina Cross: el poder evocador de las formas
Carolina Cross se encontró con la cerámica en el año 2006 en el taller de Lise Moller, cuando trabajaba como directora de arte para publicidad, pero fue en el 2016 cuando buscando alejarse un poco de la publicidad conectó completamente con este oficio desde un enfoque no tradicional, “fui a un seminario de Cerámica en Arquitectura y Espacio Público en Barcelona que me abrió la cabeza en sobre la utilidad o no utilidad de este material tan impresionante y rico de trabajar”.
Luego de esa experiencia tomó distintos talleres en Chile, algo que sigue haciendo hasta el día de hoy, está interesada en seguir aprendiendo nuevas técnicas, “y seguir descubriendo cómo llegar a las nuevas formas que se me van apareciendo en la cabeza”. Carolina se formó en el taller Huara Huara, luego tomó clases de porcelana con Tere Marín y Mariana Tocornal y aprendió a tornear con Pancho Olivares. “El verano pasado tomé un taller de papel porcelana muy enriquecedor en los Ceramistas de Reñaca”, cuenta.
El trabajo de Carolina se basa en la exploración de las posibilidades de la cerámica, a nivel artístico, escultórico, utilitario e incluso en la pintura. Su obra resalta el poder evocador de la cerámica, su movilidad y formas, inspiradas en sus experiencias con la naturaleza y sus ecosistemas. Su propuesta va por «cambiar la forma de ver la cerámica», afirma. «Llevarla a los muros y al cielo, intervenirla con distintos materiales y ojalá comenzar a colaborar con otros artistas». Para esta artista el agua y su movilidad es la mayor propiedad de la cerámica, «gracias a la cantidad de agua , la arcilla se vuelve líquida, flexible, compacta o rígida». Y eso facilita darle distintos usos para lograr diversas texturas y formas que se plasman en su obra.
La naturaleza también es un gran inspirador de la obra de Carolina, su última colección fue un conjunto de rocas cerámicas inspirada en el desierto florido. «En cada roca de color arena, negro, gris o blanco, hice un universo de desierto colorido en su interior a través de distintos engobes. Son esmaltados por dentro, así es que en su interior puedes poner agua y que salga una flor desde adentro y así terminar el conecto de desierto florido».
Su exposición «Endémico» en Galería NAC (Agosto 2022) incluyó algunas piezas a las que llamó movimientos (en las fotos), las que fueron torneadas y dobladas para generar movimientos orgánicos, «están basadas en memorias de la pandemia, caminando por lugares con rocas que parecían moverse y hablar con uno en soledad». Otras piezas de esa exposición son las que llamó «reflejos» móviles de cerámica, inspiradas en reflejos de gotas de agua y reflejos de mar, cuenta la artista y fueron hechas en pasta gres negra y porcelana blanca. También en 2022 participó en la exposición colectiva «Cortezas Primitivas» en la Galería Zeitgeist del Edificio Alonso (junto a Juana Gómez, Loreto Butazzoni y Katja Berger), donde sus piezas asemejaban movimientos de la naturaleza, a través del torneado y doblado de la pieza. Para el 2023 ya está trabajando en una exposición conjunta con un escultor en metal y madera donde mezclarán sus disciplinas en cada obra y una instalación lumínica para finales de año junto a otro ceramista.