Exposición Minerasophia de Mále Uribe: Nuevas narrativas minerales en el paisaje chileno
Las rocas, las piedras y todo lo que pertenece al mundo mineral están lejos de ser elementos inertes y pasivos, testigos silentes de distintas eras, han sido y son fundamentales para distintos pueblos y culturas, no solo a nivel productivo o de desarrollo económico, sino que culturalmente en su relación con los territorios y comunidades. Desde esa mirada, la artista y arquitecta Mále Uribe ha desarrollado su trabajo e investigación artística en los últimos años, resignificando las materias minerales, revelando su rol como creadores de los paisajes que habitamos, tanto físicos como imaginarios.
La exposición Minerasophia (abierta hasta el 25 de abril en Galería Collectio) se declara como una reflexión en torno a la sabiduría mineral, y surge tras un largo proceso de investigación in situ del uso cotidiano y la significancia sociocultural de determinadas piedras y rocas en distintas regiones de Chile. Desde el Desierto de Atacama, sales y relaves mineros, desde Combarbalá en la Región de Coquimbo, la piedra Combarbalita -declarada piedra nacional-, y de las Canteras de Colina en la Región Metropolitana, piedras caliza y basalto, las que son extraídas de una manera tradicional por los canteros.
Con una trayectoria que mezcla el arte, el diseño espacial y la museografía sus proyectos transforman materialidades minerales en instalaciones, objetos y esculturas, que les entregan nuevas narrativas. Como en Minerasophia, donde las materias primas con que trabajó estaban categorizadas como desechos y sobras de procesos, y se convierten en delicadas y pulidas piezas escultóricas, esféricas, semi esféricas y concéntricas, dispuestas en la exposición como ensambles en las paredes o bien en el suelo. Además, se presenta un mesón donde se puede ver piedras y minerales en bruto, que permite apreciar con más profundidad este proceso de transformación alquímica, donde encuentran nuevas formas, geometrías, colores, texturas y composiciones.
El interés de la artista por los minerales tiene que ver mayormente con sus múltiples capas de significado, «en particular las formas de valor menos tangibles, que no tienen que ver necesariamente con su valor económico o los potenciales funcionales de sus propiedades físicas, si no más bien con el valor simbólico, poético y cultural que pueden crear si los miramos desde otro lugar», declara. Desde esa búsqueda, cuenta eu se ha ido fascinando por sus cualidades naturales, cromáticas y táctiles, «que me permiten explorar distintos procesos de transformación material y re-descubrir infinitas posibilidades compositivas».
Como dice Nicole Cristi, diseñadora, experta en cultura material, en el texto curatorial de la exposición, “el resultado es una serie de retazos elocuentes, minerales en trance y cercanías rocosas: piedras y minerales vivos que se expresan vertiginosos desafiando su percepción como inertes y escombros. Un nuevo materialismo que, como movimiento telúrico, remece matrices de sentido inscritas en la superficie terrestre”.
Entrevistamos a Mále Uribe sobre cómo fue el proceso creativo de “Minerasophia” y su transformadora visión de los elementos minerales, que conecta con sus distintas capas de significado y su relevancia para los paisajes socioculturales. Lee la entrevista bajo las fotos.
RM: Tu visión refresca el imaginario que tenemos de los minerales y su relación con el paisaje, ¿cuéntanos sobre tu fascinación por estas materias primas y cuáles son sus cualidades materiales para trabajar un proceso artístico? (o escultórico en el caso de Minerasophia)
MU: Llevo varios años investigando materias minerales; siento una gran admiración por su riqueza natural, visual, y simbólica. Desde esta búsqueda me he interesado mucho por trabajar con minerales que por alguna razón han sido devaluados, rezagados u olvidados, ya sea culturalmente en su paisaje o lugar de origen, o por algún proceso extractivo/productivo a modo de «desecho». Creo que los minerales acarrean un valor inherente y somos nosotros, a través de nuestros procesos tecnológicos y culturales, los que vamos convirtiendo estas materias milenarias en descartes, de una manera que además de ser potencialmente nociva para el entorno y comunidades, suele ser muy torpe en términos de optimización y valorización de recursos, que no son renovables. En la extracción del cobre, por ejemplo, más del 90% de la materia intervenida se transforma en relave, y solo un pequeño porcentaje es concentrado de cobre. Lo mismo pasa con el litio.
Trabajar con materiales minerales ha sido para mí una manera de hacer vívido el concepto de «agencia material», es decir, dar cuenta de que la materia no es inerte o inactiva, sino más bien autónoma y transformadora. Los minerales llevan en sí una capacidad creativa, tanto así que han formado todo lo que denominamos como paisaje sin ninguna intervención humana. Desde ahí, cada mineral que encuentro se transforma en una campo de experimentación, en el que puedo probar distintas técnicas, tamaños, o aglomeraciones para encontrar nuevos ciclos o maneras de contar una historia o imaginario local.
RM: ¿Cómo fue el proceso de selección de los minerales-materias primas para esta exposición? ¿Buscabas que tuvieran algo en común, respecto a su relación con sus territorios?
MU: La selección de materiales de esta etapa en particular se fue armando de manera muy natural y circunstancial. Todo partió desde el interés por trabajar con relaves de cobre, que estuve investigando por años. Para el desarrollo el proyecto Imaginarios de la Sal empecé una colaboración con la escuela de Ingeniería de la UC con el Dr. Álvaro Videla y trabajando con ellos me involucré en un proyecto de innovación en el que están procesando relaves de cobre para reemplazar cementos y áridos en mezclas de hormigón (T2CM). Al explorar con relaves en técnicas más experimentales y escultóricas nació una búsqueda de nuevos tipos de áridos y colores que vinieran de algún contexto mineral en particular. En esa exploración me fasciné por el mundo de las personas que trabajan la piedra, como canteros, artesanos y pirquineros, quienes acarrean toda una cultura artesanal y local en torno a los minerales y sus cualidades plásticas y mecánicas. Establecí amistades muy lindas con estas personas y esto abrió espacio para experimentar con distintos formatos de piedras y hacer un cruce con los relaves desde nuevos procesos escultóricos y reflexivos en torno a estos contextos locales. Naturalmente, me interesé por la gran cantidad de despuntes y descartes de rocas que se generan en los procesos de extracción o trabajo artesanal de la piedra, tales como el «polvo roca» o chancados que salen de la fabricación de adoquines de Basalto, o los polvos y rocas maravillosas que quedan atrás en la creación de artesanías de combarbalita en Combarbalá. Me interesa jugar con las jerarquías de valor que los minerales van adquiriendo en sus distintos ciclos, y por eso en las obras de la serie Alquimia, busco mezclar materias minerales de distintos orígenes y procesos que en su conjunto pueden proponer un nuevo orden visual y una reordenación de sus apreciaciones de valor.
RM: La transformación de las materias minerales es clave en tu obra, ¿qué intención hay detrás de las formas, geometrías y colores que has elegido para las piezas de Minerasophia? ¿Cómo aportan a la narrativa o mensaje que quieres expresar?
MU: Cada lugar y cada mineral abre un mundo cromático de texturas, historias y cualidades que voy investigando y aprendiendo a mezclar y pulir para lograr una determinada textura o terminación visual. Finalmente cada mineral acarrea una narrativa que queda impregnada en cada serie, como un cuento silencioso que en mi trabajo voy acompañando de un sinfín de imágenes, registros, archivos geológicos y obras exploratorias que dan cuenta de esos imaginarios locales. Son pequeños universos en los que para mí la escultura es una de las muchas variables que lo habitan.
Los colores de la serie fueron dictados por las piedras y localidades que visité. Hay una parte muy personal en todo esto; el basalto y las piedras calizas amarillas, verdes y rojas se hicieron muy protagónicas porque fueron materiales que me fascinaron por meses al establecer una relación cercana con Gabriel Horta, un cantero de Colina que me fue familiarizando con la historia de estas piedras y un oficio de muchas generaciones, desde los cuales se construyeron muchas de las plazas y espacios públicos emblemáticos de Santiago. Trabajando con ellos pudimos establecer circuitos de transformación material en los que ellos esculpían, y con la piedra sobrante, yo respondía con vaciados de morteros experimentales en los que podía jugar con pigmentos para acentuar o versatilizar el color original de la piedra. Por otra parte, la Combarbalita y sus paletas cálidas y moradas abrieron todo un nuevo imaginario cromático y visual en el que propongo rescatar el valor inherente de esta roca, única en el mundo, y que hoy en día se descarta en grandes cantidades en la fabricación de artesanías de pequeña escala. La obra Souvenir, por ejemplo, da cuenta de estos encuentros; como un catálogo de hallazgos poéticos que intentan celebrar el valor original y propio de la piedra, despojándonos de la invisibilidad que adquiere la materia una vez que alguien ha decidido desplazarla.
La composición volumétrica de la serie viene de una exploración tridimensional con formas esféricas que se intersectan para formar encajes y alineaciones que parecen estar perfectamente ensambladas en algún tipo de equilibrio y tensión. En el camino me di cuenta de que había una intención, casi inconsciente al principio, por querer reintegrar estos minerales en un imaginario cósmico que alude al legado original de los minerales en el tiempo geológico, como creadores de la formación terrestre y todos los cuerpos celestes. Estas alineaciones escultóricas son para mí unos hilos o tensores de esa energía originaria que acarrea todo mineral entre el suelo y el cielo. Las veo como unos recordatorios del valor original y fluido de la materia en su inmensa escala temporal.
Coordenadas:
Exposición abierta hasta el 25 de abril. En Collectio Galería de Arte.
Miércoles a viernes: 11:00 – 18:00 hrs. Sábados: 12:00 – 14:00 hrs.
Dirección: Eduardo Marquina 3992, Vitacura.
Para recibir el catálogo o más información visitar: www.collectio-collectio.com o escribir a info@collectio-collectio.com
Sobre la artista: Mále Uribe tiene estudios de postgrado en la Royal College of Art de Londres y cuenta con una trayectoria de
proyectos de arte, diseño y museografía en Londres y Santiago para instituciones y marcas como el Victoria & Albert Museum, the Design Museum, Prada, Hermès y Nike, entre otros. Después de haber sido Directora de Arte y Exhibiciones en Storeystudio, en 2019 Mále fue ganadora del programa de residencias del Design Museum de Londres, donde empezó a desarrollar su investigación y proyecto artístico en torno a los recursos minerales del Desierto de Atacama. Su trabajo ha sido expuesto en el Design Museum (Londres), CAFA Art Museum (Beijing), Science Museum (Hong Kong), Royal College of Art (Londres), Galeria PADA (Lisboa), Palacio Pereira (Chile), y Galería Gallo (Chile), entre otros. Su trabajo ha sido publicado en medios internacionales como Financial Times, Dezeen, y Crafts Magazine, entre otros.
Vista exposición, esculturas Alquimia Suelo I y II, con distintas combinaciones de piedras basalto, combarbalita, cuarzo, relave de cobre. ©Francisco Ibáñez Hantke @estudioibanez
Alquimia, Órbita II (piedra caliza amarilla, cuarzo, cemento). ©Francisco Ibáñez Hantke @estudioibanez
Alquimia VII ((Basalto gris, cuarzo, relaves de cobre, cemento, pigmento).©Francisco Ibáñez Hantke @estudioibanez
Alquimia, Suelo I (piedra caliza amarilla esculpida, mortero de polvo roca de piedra caliza amarilla, cuarzo, cemento, pigmentos). ©Francisco Ibáñez Hantke @estudioibanez