Laurine Schott de SLAU Studio: Diseñando la transición ecológica de las artes escénicas
Laurine Schott conoce al detalle cómo funcionan internamente algunos de los teatros y óperas más importantes de Europa. A través de su estudio de diseño SLAU fundado en 2018 ha acompañado a varias de estas instituciones culturales -desde la Ópera de Limoges, de Saint-Etienne y de Lyon a la Ópera de París- hacia una necesaria transición ecológica y social, cuestionando cómo construir escenografías y ambientaciones de manera más sustentable. Su propuesta no se centra sólo en cambiar la elección de materiales, sino que en cambiar sus sistemas de producción transformándolos en sistemas circulares, que se hagan cargo del ciclo de vida de los elementos utilizados. En sus proyectos aplica además el diseño eco social, analizando la complejidad del ecosistema en cada institución u organización con que trabaja, lo que implica poner bajo una lupa crítica las estructuras internas de las organizaciones y los paradigmas que las sostienen.
La propuesta de Laurine surge de su propia experiencia. Graduada en artes escénicas, trabajó primero en su propia compañía de teatro de marionetas, luego realizó una especialización como artesana en metalurgia y comenzó a trabajar en el diseño y construcción de escenografías. Fue en esos años cuando se dio cuenta que si bien ella y su equipo eran capaces de hacer proezas en la construcción de set, en tan solo tres meses, no eran capaces de hacerse cargo del ciclo final de lo que construían. «Era una contradicción para mí. Me empecé a interesar en los sistemas de producción y así fue como llegué al diseño», recuerda. Se inscribió en la ENSBA de Lyon y luego cursó un Máster en Creación y Tecnología Contemporánea en la escuela de diseño ENSCI-Les Ateliers en París. Cuando se graduó el 2018 se mudó a Marsella y abrió SLAU Estudio desde donde practica el diseño como una herramienta para el cambio social y ecológico.
Su objetivo es aportar a que la industria de las artes escénicas sea un lugar más sustentable y horizontal, donde la inteligencia colectiva de cada equipo aporte en el co-diseño de nuevos sistemas de funcionamiento y producción de escenografías que incentiven la reutilización y la disminución de su huella de carbono. En su último proyecto acompaña al Colectivo 17h25 que reúne a cinco importantes instituciones culturales, el Teatro de Châtelet, el Festival d’Aix-en-Provence, la Ópera de París, la Ópera de Lyon y el Teatro Real de la Moneda en Bruselas, Bélgica. Con ellos trabaja en el proyecto de crear Estructuras Estándar para sus escenarios que puedan ser reutilizados por todos, estandarizando su uso y reutilización. Esto significa invertir menos en construcción y dejar atrás los problemas con el bodegaje y los excesivos y caros traslados de materiales y elementos.
Para el Mes del Diseño 2024, Laurine visitó Chile gracias a la colaboración del Instituto Cultural Francés, donde dio varias charlas a estudiantes de diseño y miembros de las artes escénicas locales, y además participó en la 17ª Conferencia Anual Ópera Latinoamérica (OLA), un encuentro anual que reúne a las óperas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Quisimos hablar con ella sobre sus metodologías y propuestas para la industria escénica europea, que bien se podrían aplicar en otros países, incluso en otras industrias culturales que trabajen con la construcción de escenografías, como el cine o la música. Schott cree muy importante participar de esta transformación ecológica, pues si bien su impacto no es equivalente al de otras industrias, «las artes y la cultura siempre han sido los encargados de mostrar la vanguardia, los nuevos imaginarios y posibilidades, y de demostrar que sí es posible hacer las cosas de una nueva manera, más eficiente, más sostenible».
RM: En tu experiencia, ¿cuáles has notado que son los cambios más importantes que tienen que dar las instituciones de las artes escénicas para comenzar esta transición ecológica?
LS: Para comenzar, el mindset, entender que necesitamos hacerlo y que es una obligación tener esto en mente. Se necesita la motivación y la implicación de todos los trabajadores para cambiar, si no, es imposible. Cuando trabajas con compañías grandes como la Ópera de París, tener esta necesidad de cambiar debe estar en los talleres, así como en la dirección. Tiene que ser a todo nivel, necesitamos la dinámica del colectivo.
Además, hay muchas problemáticas. Yo estoy trabajando específicamente en el diseño de sets, pero el mayor problema a nivel de huella de carbono es el transporte -más que la construcción-, el transporte del público, de los artistas y del diseño del set.
RM: Todos tus proyectos se relevan la co-creación y la inteligencia del colectivo, ¿qué crees que aporta la participación activa de los implicados/sujetos para diseñar metodologías de cambio?
LS: El mayor valor es la apropiación, que la gente que trabaja en eso se apropie de la idea. Es un enfoque diferente que alguien de afuera les diga ‘tienen que hacerlo así’. Yo les digo que tenemos que hacerlo juntos, ustedes tienen que pensar cómo y ustedes tienen que implementar este cambio. Para eso utilizo herramientas gráficas, que son visualizaciones del proceso, que muestran a la gente el proceso dentro del cual los voy a llevar y cómo vamos a cambiar la organización, cómo la vamos a hacer horizontal en vez de vertical. La visualización es realmente importante para hacer a que la gente piense en temas complejos
Las herramientas o metodologías que utilizo dependen de la problemática o la respuesta que quiero tener. En artes escénicas la herramientas está más orientada a obtener resultados. Por ejemplo, trabajo un “LABO” o laboratorio durante dos días y al final de esos dos días necesito decisiones. Otra herramienta que diseñé es un juego para diseñar el espacio público desde las infancias a todas las edades. Ahí la idea es generar diálogo, como ciudadanos, sobre cómo compartimos el espacio.
RM: Propones que cambiar la cadena de producción es un paso fundamental en la transición hacia una industria escénica más sustentable, porque influiría en la elección de las materialidades y otros procesos, ¿nos puedes explicar esta tesis y cómo llegaste a ella?
LS: El tema es que no podemos separar los materiales de los otros procesos, la idea es aplicar un diseño de sistemas. Para una transición ecológica no puedes enfocarte solo en un material, pues la cuestión del uso es esencial, tienes que investigar su uso y las cadenas de producción. Un buen ejemplo, es el caso del vaso compostable que es más atractivo, pero para producirlo se necesita 6 veces más agua que el vaso de vidrio tradicional.Hay materiales que son más sostenibles para las necesidades de la industria cultural. Para mí, el mejor material es el material usado, donde no utilizan nuevos materiales, y después de eso, el material reciclado.
Es una nueva visión… Si quieres aumentar la reutilización, necesitas una nueva organización. Necesitas espacio, logística y concebir el producto desde el principio en una forma diferente, porque si quieres reutilizar tienes que poder separar en partes de tus elementos. Por ejemplo, no puedes pegar las cosas entre sí, porque después no puedes separar, y eso implica cambiar un montón de cosas. Además los elementos de reutilización no son estándar, por lo que necesitas más tiempo para construir, guardar, construir un stock, etc. Estos elementos son el final de la cadena, y la pregunta es cómo vamos a hacer microarquitectura y una real organización con elementos reutilizables, que por este momento esto no existe mucho.
RM: ¿Cuáles han sido los aprendizajes, avances o desafíos con el proyecto de Estructuras Estándar para el Colectivo 17h25?
LS: Acompaño al colectivo en desarrollar su metodología de diseño de servicios hacia una transición ecológica, juntos vamos viendo cómo podemos iterar y crear colectivamente elementos estándar para el diseño de escenografías. Esta metodología la llamo Coordinación Horizontal, es una nueva visión de la coordinación del proyecto que se sitúa al medio de los servicios, el taller (workshop) y la dirección, desde una visión del colectivo, más allá de las 5 instituciones que representa. Acá es clave poder administrar la información entre los diferentes niveles de cada institución y valorizar la voz de todos los equipos técnicos, algo que me interesa mucho. Poner al mismo nivel la palabra de todos y que tenga la misma importancia es la esencia de mi trabajo acá, donde hay organizaciones muy verticales.
RM:¿Qué otras metodologías usas?
El LABO, como dije anteriormente. Según los avances del proyecto para cada Laboratorio creo distintos procesos de trabajo, que pueden ser muy prácticos. Por ejemplo, hacemos una Hackathon, que es una maratón de concepción, donde divido en grupos y trabajamos con tiempos límites de shock, para concebir y dibujar algo. Por ejemplo, hacer una escalera estándar para el diseño del set en dos horas. Acá usar tiempos límites lo hace muy rítmico, y dejar fuera el mindset usual de los participantes, al ponerlos en un espacio y tiempo diferente. Es muy importante mover a la gente de sus hábitos usuales para hacerlos llegar al otro lado.
Además, trabajo mucho con la visualización gráfica. Voy desarrollando herramientas gráficas a la medida para cada problemática a tratar, que ayuden a los participantes a hacer el trabajo de visualización. Llevar a la visualidad conceptos complejos facilita el trabajo de inteligencia colectiva. Esquematizar obliga a sintetizar y organizar las ideas, es una herramienta muy eficaz.
RM: ¿Has logrado algún insight de qué es lo que tienen que cambiar para estar más cerca de esa transición ecológica?
LS: Al principio el proyecto fue para crear estructuras estándares para el Colectivo 17h25, pero nos fuimos dando cuenta que la estructura no solo afectaba a la parte técnica, sino que tocaba a todas las áreas, la logística, el bodegaje, los procesos de trabajo. De hecho, como son estructuras que van a requerir ser reutilizadas, hay que aprender un nuevo método de ensamblaje. La nueva forma de hacer las estructuras también tiene un impacto sobre lo artístico, hay mucho miedo que se reduzca la creación artística, por lo que se necesita mucha voluntad de los dirección artística de querer trabajar con estos elementos.
Este nuevo elemento técnico impacta todo el sistema de producción, es decir, hay que cuestionarse cómo vamos a trabajar con eso y que el resto esté alineado, incluyendo los servicios desde el bodegaje a la contabilidad. Si no, podemos diseñar una estructura estándar perfecta, pero no funcionará.
Participaste de OLA, el Encuentro de Óperas de Latinoamérica, ¿cómo percibiste el estado de las artes escénicas de la región en cuanto a una práctica sustentable? ¿Cuáles crees que son los mayores desafíos de la región?
LS: Desde una visión muy acotada a lo que pude ver en esta corta visita, me parece que el gran desafío es el tema del presupuesto -que al igual que en Europa – está bajando. Estamos compartiendo los mismos problemas, todos tenemos que hacer más con menos.
RM: ¿Y la transición ecológica es cara?
LS: En realidad, es una inversión, necesitas presupuesto al principio, pero después es menos costosa la mantención. Para el Colectivo 17h25 hice un tour por Europa para hacer un estado del arte, visitando Finlandia y Amsterdam, donde la mayoría de los elementos del set están estandarizados y también sus procesos. Es muy interesante, de hecho, ellos están ahorrando tiempo y dinero con este sistema.
RM: Además de estos acompañamientos, tienes nuevos proyectos para el estudio SLAU?
LS: Estoy trabajando en una nueva herramienta “We make public space”. Las metodologías y herramientas con que trabajo generalmente son a medida del cliente y la problemática específica, pero esto sería un serious game respecto a la pregunta del espacio público. Está destinada a colectivos e instituciones para hacer consultas ciudadanas, crear diálogo y debate ciudadano. La idea es que puedan jugar ellos mismos, sin necesitar la presencia de un facilitador.
Es una maqueta participativa, la idea es poder construirla en 3D y luego poder crear las formas como quieras, para poder diseñar un espacio. El diseño de los elementos es intencionalmente muy abstracto, para poder moverlos todos e ir dando forma a lo que se ha debatido del espacio público o su idea de planificación.